Todos me miraron con sospecha cuando abrí la puerta. Ahí estaban inspeccionándome, con sus anteojos oscuros; algunos con sombrero y uno, muy callado, con una chaqueta de cuero negra, que le llegaba casi hasta el suelo. ¿Estaba en una convención de detectives? No. Me encontraba en la Sala del 6°B. La profesora Roxana Ignamarca, estaba trabajando con la mayor seriedad la unidad del cuento policial.
Elemental, mi querido Watson…
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